Historia

¡Saludos! Soy Snabisch, tu conexión con el mundo de la música transformada en arte. Tal vez estés familiarizado con mi nombre, ¿o quizás te resuene más Snabisch Creator? Durante más de tres décadas y media, he sido un arquitecto sonoro y productor musical, llevando mi creatividad a nuevas alturas.

Mi viaje comenzó en 1986, un momento en el que explorar el mundo musical era como abrir las puertas de lo desconocido. Mi anhelo siempre fue tener la libertad de dar vida a mis composiciones de manera electrónica, sin depender de las teclas de un piano. ¿La razón? Mis dedos no eran precisamente los más hábiles, y ansiaba un sistema que me permitiera plasmar mis ideas sonoras en una computadora para que esta las interpretara fielmente.



Mis primeras incursiones en el universo musical las realicé con un órgano eléctrico que mis padres me regalaron en mi infancia. Ese fue el punto de partida de una travesía que me llevó a explorar y fusionar el poder de la electrónica con la magia de los sonidos. Cada paso que di moldeó mi enfoque y me acercó a mi visión única de la música.

Siempre he creído en la capacidad de la música para transmitir emociones y contar historias. A lo largo de los años, he refinado mi habilidad para traducir mis pensamientos en composiciones cautivadoras. Mi pasión por la música electrónica me impulsó a desafiar los límites convencionales y a crear un puente entre la tecnología y la creatividad.

Te invito a explorar mi mundo sonoro, donde cada nota y cada ritmo son pinceladas en mi lienzo musical. Acompáñame en este viaje en constante evolución mientras sigo creando y compartiendo mi visión única a través de Snabisch Creator.


¡La aventura apenas comienza!





El día 5 de enero de 1986, mis padres me sorprendieron regalándome en la festividad española de Reyes Magos un ordenador doméstico Toshiba MSX HX-10 junto al juego FINDERS KEEPERS de Mastertronic.

Un dispositivo electrónico que me introdujo a un universo de infinitas posibilidades. A pesar de las limitaciones de sonido que ofrecía esta computadora, logré dar forma a mis primeras creaciones musicales en su entorno.

En breve, hojeando una de las revistas dedicadas al sistema MSX, me topé con un anuncio que presentaba una tarjeta de sonido llamada FM-PAC, con múltiples canales polifónicos. Sin la menor vacilación, decidí adquirirla.



Mis primeras incursiones musicales se moldearon mediante instrucciones específicas en Basic, y entre ellas destacaba el mágico comando "Play".



En realidad, representaba una inversión considerable. No obstante, perseveré y logré completar varias canciones que, combinadas con los acordes de un modesto teclado de bajo costo, conferían una grandiosidad sorprendente a la producción. Con el tiempo, adquirí una consola Super Nintendo, y como era de esperar, también obtuve su equivalente en copias. Fue entonces, unos años más tarde, cuando llegué a tener en mis manos un programa poco conocido llamado Dezaemon, especializado en la edición de juegos de naves.


Una verdadera joya de los juegos de naves que te otorgaba la libertad de diseñar tus propios entornos, enemigos, jefes finales y hasta efectos de sonido y composiciones musicales. (Este título también vio la luz en versiones para PSX, Saturn y Nintendo 64).

Aprovechando este software y ante la falta de alternativas, di vida a varias melodías. Con el paso del tiempo, mi enfoque se dirigió hacia el mundo de las PC. En aquel entonces, contaba con un antiguo 386 que mi hermano me prestó, y aunque su tarjeta gráfica era monocromática, no detuvo mi creatividad.



Escuché hablar sobre una asombrosa tarjeta de sonido llamada Gravis Ultrasound y me dejé llevar por la emoción al adquirirla, aunque mis expectativas se desvanecieron al darme cuenta de que no cumplía con los requisitos mínimos de los programas que necesitaba utilizar. Fue así como mi primera incursión en el mundo de las tarjetas de sonido serias terminó abruptamente, ya que tuve que venderla al día siguiente a un precio considerablemente menor a alguien que podía sacarle provecho en su equipo 486.



Sin embargo, el tiempo siguió su curso y finalmente conseguí una computadora de segunda mano, un 486, en la que nuevamente instalé una Gravis Ultrasound. Fue así como inauguré mi primera fase como músico, con mis propias manos, poca experiencia y el Scream Tracker como herramienta. Más adelante, hice la transición al Impulse Tracker, donde creé mis composiciones clásicas más destacadas.



Sin una dirección musical claramente definida, me encontré con un vecino de mi localidad llamado Richard Kincaid, un apasionado de la música dance más enérgica. Con Richard a bordo y sumando a otro compañero llamado Jorge Mateo, dimos vida a nuestro primer grupo y nos aventuramos en nuestros proyectos iniciales.

Posteriormente, transitando una fase en solitario, tuve la fortuna de cruzar caminos con Francisco Ayala. Juntos, constituimos otro grupo manteniendo el estilo dance como piedra angular. Durante este período, que abarcó desde 1996 hasta 2001, creamos colaborativamente mis composiciones más sobresalientes.




A partir de ese año, realicé la transición al FL STUDIO y hasta la fecha, continúo haciendo uso de este increíble software que nunca ha dejado de asombrarme.

Mediante esta plataforma, se abrieron ante mí una serie de oportunidades que jamás habría concebido previamente. Una de las características que más me cautivó fue la sencillez con la que pude emplear instrumentos virtuales.



Y eso sería todo por el momento.

Las palabras pueden no ser mi fuerte, mi música lo expresa mejor...